Disruptores endocrinos
El catedrático Nicolás Olea, de la Facultad de Medicina de Granada, lleva dos décadas estudiando el impacto de los denominados disruptores endocrinos, aquellas sustancias químicas que alteran el equilibro hormonal en la población. Uno de ellos es el mercurio, pero hay muchos más, presentes en objetos de consumo cotidiano. “Hemos detectado que muchos niños con déficit de atención o hiperactividad han tenido más exposición al mercurio durante el embarazo”, advierte. Ahora, el científico acaba de publicar Líberate de los tóxicos (RBA), donde exige más regulación para estas sustancias.
¿Estamos expuestos a contaminantes químicos?
Hay productos de los que tenemos constancia de su toxicidad: se llaman compuestos CMR (Carcinogénicos, Mutagénicos y Reprotóxicos) y la única exposición que existe es la profesional, muy regulada. Pero luego hay productos que contienen lo que llamamos disruptores endocrinos, es decir, que afectan y alteran el sistema endocrino, y que están presentes en todo tipo de objetos de consumo habituales: en los embalajes, en los cosméticos, en los textiles y hasta en los alimentos. Estamos expuestos a ellos a diario.
¿Qué productos contienen disruptores endocrinos?
Los pesticidas y herbicidas usados en agricultura, los plásticos del envase alimentario, el papel y cartón reciclado, cosméticos, productos de higiene... Por ejemplo, los tiques de caja térmicos, aquellos que no tienen tinta ni cinta, están hechos de bisfenol A, que es un disruptor endocrino. Si lo tocas con las manos húmedas y luego comes, se produce una exposición oral y dérmica. Hay muchas mujeres jóvenes trabajando de cajeras, y este tóxico puede afectar a la fertilidad. Además, esos tiques se reciclan, de manera que contaminan todo el papel y el cartón reciclado. La Unión Europea los va a prohibir, pero en Francia se hizo en 2013. El bisfenol A se encuentra también en plásticos como el policarbonato, usado en envases de zumos, leche y agua, en utensilios para comer y hasta en biberones.
Cualquier alimento que esté envasado en plástico es susceptible de estar contaminado por estos materiales: botellas de agua, envases alimentarios... La lucha por reducir los plásticos no solo es por el impacto ambiental sino por la transferencia del plástico al envase. Cuando bebes café de la máquina estás bebiendo también polietileno del vaso. Los cosméticos tienen ftalatos y parabenos, que son conservantes y se encuentran, por ejemplo, en el gel. Las cremas solares también son disruptores endocrinos: lo que hay que hacer es no tomar el sol de doce de la mañana a cinco de la tarde. Mientras, los aditivos antifuego contienen polibromados, presentes en los textiles y la electrónica, que afectan a la tiroides; ahora se están empezando a regular en la Unión Europea.
¿Qué efectos tienen los disruptores endocrinos sobre la salud?
Afectan sobre todo a las mujeres, hay relación con más casos de cáncer de mama, endometriosis e infertilidad. En los niños causan déficit de atención e hiperactividad. Cualquier sistema hormonal se puede ver dañado por estos contaminantes ambientales, que causan problemas de tiroides, diabetes u obesidad.
Entonces, ¿Cómo deberíamos actuar los consumidores? Pues lo más efectivo es informarse sobre lo que comemos y consumimos. Si esperamos que los legisladores actúen sobre el mercurio o los tiques de caja, pasaran varios años antes de que se tomen las debidas medidas. Hay que actuar con cautela y de forma preventiva ante la incertidumbre. Cuando no hay pruebas suficientes de que algo es bueno, mejor ser cauteloso, porque si esperas a tener la evidencia pasados unos años el daño será irreversible. Hay que anticiparse a los riesgos. Tardar tanto en decidir que el pescado con mercurio es malo me parece un delito. Esa decisión llega 20 años tarde. La evidencia que había entonces es la misma que hay ahora. ¿Y ahora qué haces con este tipo de pescado? ¿Solo se permite a adultos bajo su responsabilidad?
Aún así creo que es necesario que el gobierno intervenga, puesto que me parece inadmisible que los controles de sanidad no tengan en cuenta estos factores. Se tendría que renovar los protocolos teniendo en cuenta la nueva información disponible y, sobre todo, concienciar a la población. Sin embargo, dudo mucho que esto se resuelva pronto, por ello sigo creyendo que lo mejor es que seamos nosotros mismo los que tomemos medidas, como comprando la menor cantidad de plástico posible y usando la menor cantidad de objetos que contengan estas sustancias. Por último, os dejo un podcast en que el anteriormente mencionado Nicolás Oleas habla con mucha mayor profundidad acerca de los disyuntores endocrinos.
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